martes, 1 de noviembre de 2011
La Misteriosa Casa Encantada
Érase una vez un grupo de niños que querían celebrar un fiesta de Halloween un tanto especial.
Lo de especial era porque querían celebrarla en una misteriosa casa deshabitada que había en las afueras de su ciudad.
La fiesta se llevó a cabo como tenían previsto. Había muchos invitados, todos disfrazados, y algunos eran tan reales que daban auténtico miedo.
Lo curioso de la fiesta fue que cuando mejor se lo estaban pasando, Miguel vió un disfraz muy real. Y él quería saber quién se había atrevido con aquella perfección, y se propuso reconocerlo mirándole los zapatos, ya que él era capaz de reconocer los zapatos de sus amigos. Pero, se quedó sin aliento cuando vió que allí no había ni zapatos ni pies. Entonces Carlos al ver a Miguel con la cara de terror que tenía, le preguntó qué le ocurría y éste casi sin poder hablar le contestó que había visto un fantasma. Entonces Carlos se echó a reír y le dijo que era normal porque estaba en una fiesta de Halloween.
¡Que no, que no!, te aseguro que es real, contestó Miguel. Entonces Carlos decidió mirar él para asegurarse. Cuando éste vió que era cierto, lanzó un grito de terror que todos pudieron oír:
¡Tenemos un fantasma de verdad!
Se armó tal revuelo, que todos querían salir de allí corriendo despavoridos. Se atascaron en la puerta, que era de madera muy antigua y casi la echan abajo. El fantasma estaba allí detrás viendo la situación que no podía entender, ya que la fiesta estaba muy animada y él se lo estaba pasando muy bien.
Cuando consiguieron salir después de muchos empujones, no querían ni mirar hacia atrás.
Y lo cierto fue que nunca más volvieron a acercarse aquella casa tan misteriosa.
Lo de especial era porque querían celebrarla en una misteriosa casa deshabitada que había en las afueras de su ciudad.
La fiesta se llevó a cabo como tenían previsto. Había muchos invitados, todos disfrazados, y algunos eran tan reales que daban auténtico miedo.
Lo curioso de la fiesta fue que cuando mejor se lo estaban pasando, Miguel vió un disfraz muy real. Y él quería saber quién se había atrevido con aquella perfección, y se propuso reconocerlo mirándole los zapatos, ya que él era capaz de reconocer los zapatos de sus amigos. Pero, se quedó sin aliento cuando vió que allí no había ni zapatos ni pies. Entonces Carlos al ver a Miguel con la cara de terror que tenía, le preguntó qué le ocurría y éste casi sin poder hablar le contestó que había visto un fantasma. Entonces Carlos se echó a reír y le dijo que era normal porque estaba en una fiesta de Halloween.
¡Que no, que no!, te aseguro que es real, contestó Miguel. Entonces Carlos decidió mirar él para asegurarse. Cuando éste vió que era cierto, lanzó un grito de terror que todos pudieron oír:
¡Tenemos un fantasma de verdad!
Se armó tal revuelo, que todos querían salir de allí corriendo despavoridos. Se atascaron en la puerta, que era de madera muy antigua y casi la echan abajo. El fantasma estaba allí detrás viendo la situación que no podía entender, ya que la fiesta estaba muy animada y él se lo estaba pasando muy bien.
Cuando consiguieron salir después de muchos empujones, no querían ni mirar hacia atrás.
Y lo cierto fue que nunca más volvieron a acercarse aquella casa tan misteriosa.
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1erTrimestre,
2011,
4º,
Cuentos de miedo
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2 comentarios:
Ami me a gustado pero no se a vosotros.
Espero que a vosotros tambien
¿Lo has inventado tú? Lo cierto es que a mi también me ha gustado y más aún pensando que lo hayas inventado tú.
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