domingo, 2 de diciembre de 2012
La aventura de Ralf y su padre
Ralf y su padre fueron a buscar leña al campo. El padre de Ralf entró en una cueva en la que había una gran charca que decía conocer, pero él no entró por miedo. Viendo que pasaba el tiempo y no volvía, se armó de valor y entró a buscarlo. Aquello parecía ser otro mundo. Incansable buscó a su padre durante horas y horas.
Escuchó hablar a dos personas y se alegró pensando que uno era su padre. Cuando se acercó más vio a otro niño, John con su padre Paul. Ralf les contó todo lo que había pasado y ellos dijeron que le ayudarían , pues también estaban perdidos.
Caminaron durante un rato, y se encofraron delante de un gigantesco castillo. Ralf escuchó los gritos de su padre pidiendo ayuda. Entre los tres idearon la forma de liberarlo.
Se hicieron pasar por viajeros buscando un lugar dónde pasar la noche. Les contaron a los guardias historias inventadas de sus viajes.
Les pidieron que les enseñara su maravilloso castillo para comprobar si era el mejor en el que había estado. Mientras los guardias les enseñaba orgullosos su castillo a los niños, Paul rescataba al padre de Ralf. ¿¡ Habían creído que era un ladrón !? En un descuido aprovecharon para escapar saliendo corriendo lo más que podían. Al rato cayeron en un foso. ¡Eso era el fin! Pero al sacar sus cabezas del agua reconocieron que estaban en la charca de la cueva. Todavía sin poder creerselo, Ralf miró el reloj:
¡¿ Sólo habían pasado 10 minutos !?
Escuchó hablar a dos personas y se alegró pensando que uno era su padre. Cuando se acercó más vio a otro niño, John con su padre Paul. Ralf les contó todo lo que había pasado y ellos dijeron que le ayudarían , pues también estaban perdidos.
Caminaron durante un rato, y se encofraron delante de un gigantesco castillo. Ralf escuchó los gritos de su padre pidiendo ayuda. Entre los tres idearon la forma de liberarlo.
Se hicieron pasar por viajeros buscando un lugar dónde pasar la noche. Les contaron a los guardias historias inventadas de sus viajes.
Les pidieron que les enseñara su maravilloso castillo para comprobar si era el mejor en el que había estado. Mientras los guardias les enseñaba orgullosos su castillo a los niños, Paul rescataba al padre de Ralf. ¿¡ Habían creído que era un ladrón !? En un descuido aprovecharon para escapar saliendo corriendo lo más que podían. Al rato cayeron en un foso. ¡Eso era el fin! Pero al sacar sus cabezas del agua reconocieron que estaban en la charca de la cueva. Todavía sin poder creerselo, Ralf miró el reloj:
¡¿ Sólo habían pasado 10 minutos !?
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